Armando Fernández MartíLa Organización de Pioneros José Martí y la Unión de Jóvenes Comunistas están hoy de cumpleaños. La primera fue fundada el 4 de abril de 1961 y la segunda, en la misma fecha, pero de 1962.
Los pioneros cumplen 55 años, la UJC 54,
pero no puede decirse que ninguna de las dos organizaciones son mayores
de edad, por el contrario ya que el constante renuevo de sus
integrantes las mantienen vitales, como si acabaran de nacer a la vida.
La Unión de Pioneros de Cuba devenida después en Organización de Pioneros José Martí desde que se creó hace 54 años ha cumplido con la hermosa tarea de fomentar en niños y adolescentes escolares el amor a la patria, al estudio, al trabajo y a los sentimientos más nobles y justos a los que pueden aspirar los seres humanos.
La Unión de Jóvenes Comunistas, continuadora histórica de la Asociación de Jóvenes Rebeldes organizada por el Che, ha tenido desde su fundación hasta nuestros días la hermosa misión de preparar nuestra juventud para las responsabilidades que en cada tiempo la revolución ha puesto en sus manos y así ha sido hasta hoy.
No es necesario hacer un resumen apologético de papel desempeñado por nuestros jóvenes y su organización de vanguardia, La UJC. El tiempo transcurrido nos da fe de ello; búsquese una actividad en la producción o en los servicios, en la defensa o la industria azucarera, en la medicina o los deportes, en las misiones internacionalistas militares o civiles, que no hayan sido sostenidas por la mano firme de la juventud revolucionaria cubana militante o no.
Nuestro Partido, nuestro Estado, el Parlamento, el Gobierno, están conformados en gran medida por hombres y mujeres que ayer fueron pioneros, más tarde integrantes de la UJC formados en el espíritu de lucha en su capacidad, en la inteligencia, y en la lealtad a toda prueba de ambas organizaciones.
Ejemplos hay muchos, Gerardo, René, Fernando, Ramón y Tony son muestra de ello y como ellos han transitado por la Organización de Pioneros y la UJC millones de cubanos que han sido y serán sin duda el aliento y el corazón de la revolución para que esta haya existido durante 56 años y ningún enemigo por poderoso que sea haya podido derrotarla.
Los tiempos cambian pero lo que no cambia son los niños y jóvenes; los de hoy tendrán la responsabilidad de prepararse para relevar a los de ayer y continuar victoriosa la obra redentora de la revolución cubana, que las generaciones anteriores han mantenido viva y gloriosa para que así sea por siempre.
La Unión de Pioneros de Cuba devenida después en Organización de Pioneros José Martí desde que se creó hace 54 años ha cumplido con la hermosa tarea de fomentar en niños y adolescentes escolares el amor a la patria, al estudio, al trabajo y a los sentimientos más nobles y justos a los que pueden aspirar los seres humanos.
La Unión de Jóvenes Comunistas, continuadora histórica de la Asociación de Jóvenes Rebeldes organizada por el Che, ha tenido desde su fundación hasta nuestros días la hermosa misión de preparar nuestra juventud para las responsabilidades que en cada tiempo la revolución ha puesto en sus manos y así ha sido hasta hoy.
No es necesario hacer un resumen apologético de papel desempeñado por nuestros jóvenes y su organización de vanguardia, La UJC. El tiempo transcurrido nos da fe de ello; búsquese una actividad en la producción o en los servicios, en la defensa o la industria azucarera, en la medicina o los deportes, en las misiones internacionalistas militares o civiles, que no hayan sido sostenidas por la mano firme de la juventud revolucionaria cubana militante o no.
Nuestro Partido, nuestro Estado, el Parlamento, el Gobierno, están conformados en gran medida por hombres y mujeres que ayer fueron pioneros, más tarde integrantes de la UJC formados en el espíritu de lucha en su capacidad, en la inteligencia, y en la lealtad a toda prueba de ambas organizaciones.
Ejemplos hay muchos, Gerardo, René, Fernando, Ramón y Tony son muestra de ello y como ellos han transitado por la Organización de Pioneros y la UJC millones de cubanos que han sido y serán sin duda el aliento y el corazón de la revolución para que esta haya existido durante 56 años y ningún enemigo por poderoso que sea haya podido derrotarla.
Los tiempos cambian pero lo que no cambia son los niños y jóvenes; los de hoy tendrán la responsabilidad de prepararse para relevar a los de ayer y continuar victoriosa la obra redentora de la revolución cubana, que las generaciones anteriores han mantenido viva y gloriosa para que así sea por siempre.
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