Por Israel Hernández Planas
Santiago de Cuba, 22 dic.— Santiago de Cuba cumplirá el año siguiente 500 años de fundada, motivo de beneplácito para los santiagueros. En todas las épocas la ciudad ha ido conformándose como enclave de tradiciones y de una cultura singular que han defendido sus habitantes a través de los tiempos.
Santiago de Cuba, 22 dic.— Santiago de Cuba cumplirá el año siguiente 500 años de fundada, motivo de beneplácito para los santiagueros. En todas las épocas la ciudad ha ido conformándose como enclave de tradiciones y de una cultura singular que han defendido sus habitantes a través de los tiempos.
A esta villa le vieron surgir
conquistadores y aborígenes un 25 de julio de 1515. Primero fueron las
maderas para construirla, posteriormente las rocas, una sobre otra,
para conformar edificaciones alrededor de una exigua plaza. Hasta hoy el
crecimiento de Santiago de Cuba no ha cesado y su metamorfosis continúa
conforme pasan los tiempos.
Es Santiago de Cuba la ciudad de la beligerancia, de la música infinita, de las lomas escarpadas y de piedras que lo mismo ocultan historias que gritan su desempolvada vejez maquillada por manos diestras.
Hoy Santiago lógicamente se ve diferente de aquel 25 de julio del 1515 pero lo que nunca cambió fueron sus aires caribeños, el calor sofocante y los imperceptibles movimientos telúricos que la sacuden suavemente. Si hay algo más que permanece incólume es la idiosincrasia del santiaguero, un ser humano de piernas fortalecidas y de voluntad interminable que celebra con júbilo el vivir en una ciudad renovada.
Aunque cada fin de año los de esta tierra buscan satisfacciones personales en sus hogares este fin de año marca el inicio de la cuenta regresiva para una celebración mayor. Será el 500 aniversario una festividad en la que además del empeño personal todos aportarán más desde su rol profesional.
Demostrado está por el inmenso movimiento de restauración, las acciones construtivas y el ajetreo en las industrias. También se busca en los campos aledaños incrementar las producciones agrícolas, en el polo científico se buscan impactantes innovaciones y muchos retocan áreas verdes y espacios públicos para denotar un territorio floreciente.
Por eso hoy Santiago sabe a fiesta. Lo que en navidad y fin de año constituyen celebraciones en el plano familiar en julio venidero presupone compartir más alegrías con la familia mayor. Será la fiesta de la familia santiaguera.
Es Santiago de Cuba la ciudad de la beligerancia, de la música infinita, de las lomas escarpadas y de piedras que lo mismo ocultan historias que gritan su desempolvada vejez maquillada por manos diestras.
Hoy Santiago lógicamente se ve diferente de aquel 25 de julio del 1515 pero lo que nunca cambió fueron sus aires caribeños, el calor sofocante y los imperceptibles movimientos telúricos que la sacuden suavemente. Si hay algo más que permanece incólume es la idiosincrasia del santiaguero, un ser humano de piernas fortalecidas y de voluntad interminable que celebra con júbilo el vivir en una ciudad renovada.
Aunque cada fin de año los de esta tierra buscan satisfacciones personales en sus hogares este fin de año marca el inicio de la cuenta regresiva para una celebración mayor. Será el 500 aniversario una festividad en la que además del empeño personal todos aportarán más desde su rol profesional.
Demostrado está por el inmenso movimiento de restauración, las acciones construtivas y el ajetreo en las industrias. También se busca en los campos aledaños incrementar las producciones agrícolas, en el polo científico se buscan impactantes innovaciones y muchos retocan áreas verdes y espacios públicos para denotar un territorio floreciente.
Por eso hoy Santiago sabe a fiesta. Lo que en navidad y fin de año constituyen celebraciones en el plano familiar en julio venidero presupone compartir más alegrías con la familia mayor. Será la fiesta de la familia santiaguera.
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