Por Brita Garcia Alberteris
Santiago de Cuba, 7 may.— Recorrer el Parque Céspedes es para los santiagueros un viaje a su historia fundacional, y su belleza encantadora nos anima a conservar la arquitectura. Cada una de sus esquinas tiene una historia que contar, porque ese el anillo cero de la ciudad.
En una de esas esquinas, al lado del Hotel Casa Granda, está la oficina de INFOTUR en la primera planta y en sus otros dos pisos es una vivienda. Tras el paso del huracán Sandy perdió su tercer piso, por eso la necesidad de rehabilitarla.
“Aquí trabajan los obreros de la oficina del Conservador de la Ciudad en la restauración total de las paredes, antes estuvieron los trabajadores de la Empresa de Aseguramiento y Mantenimiento a la Educación, que pusieron el techo a dos aguas y con protección contra el viento”, expresa Eduardo Pérez propietario de la vivienda.
Justo al lado, los trabajadores de la empresa de conservación de patrimonios se ufanan para que la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral luzca como nueva en el tiempo. Ya hoy, a casi dos años del paso del ciclón devastador, luce orgullosa una de sus cupulinas.
Recordar las diferentes estructuras que tuvo al iglesia desde su fundación, permite avizorar la riqueza del inmueble. Trabajos de restauración como este, se realizan en otros espacios de la zona debido al reordenamiento de la urbe, según expresa Hortensia Estrada Sabourí, Arquitecta especialista del Plan Maestro de la Oficina Conservador de la Ciudad en el tema de los anillos fundacionales.
“La villa conserva la estructura con la que nació, una plaza y en sus alrededores las construcciones más importantes. Se trabaja para reparar las once edificaciones que circundan el anillo cero, en estos momentos se restaura el otrora Club San Carlos, actual Casa de Cultura Municipal; se trabaja en el Restaurante Plaza de armas para hacer en su segundo piso un Ciber-choco, en la Casa de Diego Velázquez, Museo de ambiente histórico se restaura el inmueble del siglo XIX.”
Continuar el paseo por el anillo cero obliga inexorablemente a cuestionarse las historias que se tejen alrededor del Club San Carlos. Nacido con problemas estructurales, la labor de conservación se hace más complicada también, por el abandono sufrido en los últimos años.
La Sala de Conciertos “Esteban Salas” tiene una ornamentación hecha con cultura del detalle, es un gran espacio del segundo piso y su deterioro es tal que hace dudar el logro del rescate total de la ambientación.
Recuperar la arquitectura es tan importante como recobrar las leyes de urbanidad de los hombres que recorrieron durante cinco siglos el sitio fundacional de Santiago de Cuba.
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