Por Israel Hernández Planas
Las Tropas Guardafronteras tienen entre sus
principales misiones la custodia de las aguas nacionales y nuestros
límites territoriales de la penetración de drogas o entradas y salidas
ilegales del país. Sin embargo una arista de su perfil profesional
radica en la protección de la fauna marina acción que ejecutan gracias a
la colaboración de otras entidades. Intentan mantener despejada las
áreas donde habitan o circulan varias especies marinas importantes para
los ecosistemas.
Por ello al llegar a cualquier unidad de Tropas Guardafronteras por lo general sus combatientes se encuentran siempre en constante actividad pese a la tranquilidad que circunda sus puntos de vigilancia.
Basta
localizar con binoculares la zona de patrullaje y se divisará a los
guardafronteras escudriñando celosamente cada metro de costa. Mientras
su búsqueda sobre los dientes de perros avanza, desde lo alto, en
puntos de observación, otros vigilan hasta unas dos millas náuticas, en
el gran azul. Suelen ser jornadas apacibles, sin nada interesante que
observar para una persona común y corriente. Pero para los avezados
ojos de los vigilantes cada ola que llega a la costa, las rocas y los
salientes son sitios potenciales para el recalo de drogas o para el
avistamiento de pescadores que puedan incurrir en capturas ilegales de
peces y quelonios.
Pescar no es malo. Ha sido un medio de subsistencia durante siglos. Pero la captura de especies en peligro de extinción que luego serán comercializadas en el mercado ilegales un punto ha ido demarcándose como una actividad creciente. La explotación ilegal y desordenada de las especies marinas ha hecho que este cuerpo perteneciente al Ministerio del Interior junte sus esfuerzos con organismos como la Empresa Provincial de Protección de la Flora y la fauna y el Ministerio de la Industria Alimentaria para la protección de las especies marinas que habitan o se desplazan por las aguas territoriales de Santiago de Cuba.
"Hemos presentando un aumento en la captura de los quelonios como la caguama, el tinglado y el carey. Estas tortugas se van haciendo cada día más de difícil avistamiento porque es que entran a poner sus huevos pero ahí mismo las capturan, de modo que hemos centrado los esfuerzos en ese sentido. Ponemos mayor énfasis en los pescadores submarinos por lo que hacemos visitas sorpresivas a los botes que se encuentran en las áreas clasificadas como de interés para así poder ver que especies es la que han capturado", plantea Naomi Rodríguez de la Guardia, Oficial Inspectora de Pesca perteneciente al Ministerio de la Industria Pesquera.
La captura con artes de pesca masivos como trasmallos que atentan incluso contra los especímenes de talla mínima es otro de los problemas que enfrentan a diario guardafronteras e inspectores.
A esto sumamos la lucha contra el mayor flagelo en el mundo criminal. Aunque los recalos de drogas son interceptados en su totalidad no es tarea fácil distinguir paquetes pequeños entre la inmensidad del mar o en las costas accidentadas. Sin embargo el punto de guardafronteras de Sigua, al igual que el resto en territorio santiaguero, se encuentra bien preparado para ante las contingencias de penetración o avistamiento de drogas impedir su paso por territorio cubano. Habilidades que tienen desde los más experimentados hasta los que recién ingresaron al punto.
"Es gratificante asegurar una paca de droga y que no transite por nuestro territorio. El año pasado tuvimos la oportunidad de asegurar dos pacas, una de ellas en alta mar que es una experiencia un poco más compleja. Aguzamos los sentidos creo que más que otras personas que tienen otras ocupaciones. Podemos distinguir un motor en medio del sonido del mar o ver que es aquello que flota entre las olas, es algo que me llena de mucho orgullo", dice el joven recluta Leudis Mendoza Arriete, guardafrontera del Punto TGF Sigua.
De modo que el constante vaivén de las olas y lo apacible de los puntos de Tropas Guardafronteras son elementos que para los militares que lo habitan pasan de largo. Tan sólo les toca observar atentamente el gran azul y realizar una y otra vez los trayectos de patrulla, para que ni las drogas, ni los pescadores furtivos se regodeen en la impunidad.
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