Autor : Ricardo Rodríguez Cabrera
Por su condición de ciudad industrial, la segunda más
poblada del país, con un tráfico vehicular importante y además, sin su
pulmón verde, arrasado casi completamente por el huracán Sandy, esta
urbe enfrenta ahora mayores riesgos asociados a la contaminación del
aire puro. Sobradas razones, entonces, para que las instituciones
competentes estén alertas y pongan énfasis en las medidas de atención y
mitigación de un posible impacto de este fenómeno .
Existen en el
país programas de control y acciones concretas para monitorear, evaluar
y corregir los efectos de la contaminación atmosférica derivada de la
actividad industrial y del escape de los vehículos. Sin embargo, en
Santiago de Cuba numerosos carros estatales y privados circulan
“fumando” libremente, con evidentes muestras de desperfectos técnicos
que impiden la correcta combustión.
Los peligros de incidencia
de este fenómeno en la población, la flora, la fauna y la propia
economía, aumentan, y sin pretender alarmar a nadie, es conocido que las
emanaciones de Monóxido y Dióxido de Carbono y Azufre, Plomo y
partículas de hidrocarburo no quemado, pueden reducir la capacidad
respiratoria al disminuir el flujo de Oxígeno por la sangre, dañar los
pulmones, exacerbar el asma e irritar los ojos. Por tanto, la primera
medida que en este caso debe adoptar la persona, es evitar permanecer
por mucho tiempo en las vías o áreas públicas cargadas de gases
contaminantes.
Y teniendo en cuenta que en estos momentos la
ciudad de Santiago de Cuba carece de una vegetación que resguarde a sus
habitantes de la intensidad característica del Sol en esta región del
país y que amortigüe parte de las emisiones perjudiciales que se
realizan al espacio, las instituciones de Salud Pública, las de Ciencias
y del Sistema del Transporte deben permanecer vigilantes y atemperar
sus gestiones a la actual situación medioambiental que afronta Santiago
de Cuba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario