Autor : Mariano Aldana Villalón
No podía creer lo que veían mis ojos. Cientos de hombres y mujeres
invadían los campos de caña en la zona de Minerva, en el municipio de
Songo-La Maya para apoyar la recta final de la zafra azucarera en esta
provincia.
Lógicamente, para buscar respuestas a las
interrogantes por lo que estaba aconteciendo, me vi en la necesidad de
buscar información con las autoridades locales de ese territorio
santiaguero.
Supe inmediatamente que el apoyo popular nació de la
convocatoria hecha ante la necesidad de ayudar al central “Paquito
Rosales”, del municipio aledaño de San Luis en su empeño de cumplir su
plan de producción de azúcar, que en los últimos días se ha visto
peligrar por la presencia de las lluvias de paradas fabriles.
Este
día, precisamente, estaban en faena de corte y de ajile de caña más de
mil trabajadores de los diferentes sectores productivos y de servicios
en el municipio de Songo-La Maya. Conocí también que apoyo se viene
realizando desde hace unos 20 días con cifras similares de movilizados.
Aunque
los hombres con mocha en mano predominaban en los cortes, también hubo
mujeres bien plantadas que comenzaron a derribar cañas como el más
productivo entre ellos. Con gran facilidad las cañas caían y los
plantones cedían ante el empuje de los macheteros.
El resto de
las mujeres con esa dulzura que las caracteriza marchaba detrás ajilando
las cañas y en ocasiones limpiándolas para que fueran enviadas con
calidad al basculador del “Paquito Rosales”.
Todo estaba bien
organizado. El agua fría que es lo más demandado para saciar la sed
luego del titánico esfuerzo estaba al alcance de todos en diferentes
puntos del campo donde se libraba esta batalla productiva.
También
se improvisaron cocinas campestres para elaborar los alimentos. Debo
significar que la jornada de apoyo se prolongaba unas ocho horas. Supe a
través de muchos de ellos que el paso dado lo hacían de forma
voluntaria, sin nada a cambio, solo por el interés de que el “Paquito
Rosales” cumpla su compromiso y de paso que la provincia lo haga
igualmente.
Me contaron que muchos de los que estaban presentes
en este día, habían repetido la movilización por lo menos en tres,
cuatro y hasta cinco veces. Al entrevistar algunos de ellos, todos
coincidieron en señalar que lo hacían conscientemente para demostrar que
todavía pueden ser útiles no solo en esta convocatoria, sino también en
otras que se hagan en el territorio.
Que otra cosa puedo decir, a
no ser que lo vivido junto a esos hombres y mujeres del pueblo de
Songo-La Maya, fue una bonita experiencia que nos acerca poco a poco la
victoria que todos deseamos. Prometí estar junto a ellos cuando la
provincia celebre su cumplimiento.
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