Cuando esta noche se escuche la voz de play ball en el estadio Guillermón Moncada el equipo de Santiago de Cuba tendrá la convicción de que su única alternativa es vencer a su similar de Villa Clara en la sub-serie que estarán iniciando si no quieren caer definitivamente en el despeñadero y perder por segundo año consecutivo el anhelado ingreso a la postemporada.
La apuesta es sumamente importante porque en estos momentos los indómitos están ocupando el quinto lugar de la Zona Oriental, adentrados ya en territorio de exclusión, y a dos juegos de diferencia de Granma que a su vez tendrá que lidiar con Ciego de Ávila.
Ceder ante los villaclareños, vanguardistas de la división con un juego de ventaja sobre Las Tunas, dos sobre Ciego de Ávila, cinco sobre Granma y siete sobre Santiago de Cuba sería un tropiezo de connotación letal en medio de un calendario que avanza inexorablemente marcando el límite de las posibilidades de clasificación.
La tarea no es fácil. Los anaranjados vienen respaldados por un desempeño excelente que les ha permitido incluirse en el selecto grupo de cinco equipos que rebasan las cuarenta victorias al tiempo que ostentan un rendimiento superior en los órdenes ofensivo y de pitcheo: Villa Clara batea para 301 frente a 289 de sus rivales de hoy y tiene efectividad colectiva de 3.19 que contrasta con el 4.61 del cuerpo monticular indómito.
Únicamente en defensa ambos equipos tienen paridad al promediar para 973, pero aún en este renglón las estadísticas demuestran una notoria ventaja de la receptoría naranja (posición de cardinal importancia) como lo prueba la diferencia de 10 pass ball cometidos por el equipo santiaguero frente a sólo 3 de los visitantes; además a Santiago de Cuba le han robado 39 bases y han capturado a 15 infractores en tanto a los villaclareños les han robado 25 y han atrapado a 24 en el intento.
Otras conclusiones pueden derivarse del contraste estadístico entre ambos equipos, tal el caso de un bateo de fuerza superior por parte de Santiago de Cuba (82 jonrones frente a sólo 45 de Villa Clara) una preeminencia villaclareña en el aspecto de la velocidad como factor ofensivo (29 bases robadas por los discípulos de Alcides Sánchez frente a 57 de las huestes de Ramón Moret) o una tendencia más acusada al descontrol por parte de los lanzadores santiagueros (276 bases por bolas y 37 wild pitch-ante sólo 184 transferencias y 17 lanzamientos locos por parte de los naranjas) pero no es mi intención un análisis exhaustivo en estos momentos.
Por lo pronto apenas me he propuesto llamar la atención sobre el valor crucial que tendrá para la causa indómita la sub-serie que se inicia hoy y al propio tiempo hacer notar que el duelo será una rigurosa prueba, no sólo por lo que indican los guarismos acumulados sino por la añejada rivalidad entre ambos planteles y la característica compartida de saber luchar sin cuartel en pos de la victoria.
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