En homenaje a los mineros que dedicaron su vida a esa labor, quedó situada una escultura en bronce en el poblado de El Cobre, a unos 22 kilómetros de esta ciudad.
La pieza revela, de manera realista, la figura de un hombre de 1.90 metros de altura, sudoroso y que lleva consigo las herramientas necesarias para el duro trabajo en los yacimientos: pico, casco y batería, explicó en exclusiva a la AIN el artista Carlos Antonio Parra, creador y escultor de la obra.
Situada en los jardines del Círculo Social de ese poblado, la figura es parte de las acciones de reanimación que se acometen en esta demarcación, donde indígenas y africanos esclavizados fueron explotados sin piedad en la extracción del metal, dando paso al primer gran alzamiento de esclavos en Cuba.
Investigaciones históricas demuestran que en ese sitio dejaron sudor y sangre hombres provenientes de casi todos los continentes -enfatizó el artista-, imágenes que revivió hace 15 años cuando estuvo en la mina, y hoy regala a todos los que llegan a esa importante plaza de la historia cubana.
Con una población que supera los 17 mil habitantes, el poblado es considerado espacio de alto valor patrimonial, por encontrarse allí el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, recientemente restaurado con vistas a la cercana visita del Papa Benedicto XVI, y a los 400 años de ser encontrada en el mar la imagen que allí se venera.
También se recuerda en ese lugar el más notable foco de rebelión antiesclavista acontecido en la Isla, durante el siglo XVIII, inmortalizado por el Monumento al Cimarrón, del artista santiaguero Alberto Lescay.
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