Santiago de Cuba, 3 oct.— Desde el 14 de enero diariamente los veía entrenando. Horas en el estadio desde las 8:30 de la mañana hasta las 8 de la noche. No salieron a fiestar, no salieron a tomar. Los vi entregarse, uno por uno.
Las pesas a las 6pm, con Eddy Maturrel al frente y cada entrenador en su área. Desde las mancuernas hasta el prom, superando cada día el peso.
Los vi llorar por una lesión, los vi con el médico Alejandro y el fisioterapeuta Juan Carlos aguantar los dolores de la vitamina o los dolores musculares.
Los jardines del estadio tienen las huellas de las pisadas cada día esperando los fly o los rollings. Y en el cuadro ni hablar. Ya casi no tienen errores, al menos pocos y menos que el año anterior.
Las Avispas nos han hecho soñar este año son otro equipo. Y como le dije hace cuatro años a un amigo en ediciones de Tele Turquino “ya verás que si tendremos equipo”.
Han sufrido pérdidas, perdidas que pensamos serían esenciales, y sin embargo esto no ha mellado su espíritu de lucha.
Eriberto Rosales este año ya es un manager mejor preparado, más concentrado. Sus decisiones son más pensadas, sé que no duerme organizando la estrategia ante cada encuentro. Su cuerpo de dirección lo apoya, cada cual cumple su papel.
Y lo mejor, el apoyo que recibieron del público en la subserie ante Camagüey. Ese Estadio Guillermon Moncada repleto. Desde el año 208 no se veía esa concurrencia, más de diez años.
Arriba Avispas que si podemos llegar a la segunda fase con la frente en alto.
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