Plaza de la revolución

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martes, 18 de junio de 2019

Carlos Baliño, precursor y líder de las mejores causas


Por ACN

Santiago de Cuba 18 jun.— Carlos Baliño López, precursor del marxismo en Cuba,  murió a los 78 años de edad el 18 de junio de 1926,  tras una trayectoria revolucionaria incansable y ejemplar que lo había llevado a estar entre los fundadores del Partido Revolucionario Cubano en 1892, junto a José Martí, y el primer Partido Comunista de Cuba, al lado de Julio Antonio Mella en 1925.

Esas dos esenciales contribuciones históricas exponen el gran relieve del revolucionario que fue llamado, al cabo de toda una vida de brega política, El viejo roble por quienes vieron en él un símbolo de la continuidad y enlace entre generaciones  e idearios políticos fraguados en las luchas cubanas en los siglos XIX y XX.

Había nacido el 13 de febrero de 1848 en el humilde poblado de Guanajay, provincia de Pinar del Río, en un hogar humilde.

Ya estaba de lleno en la lucha sindical y política de los tabaqueros de Tampa, Cayo Hueso, Estados Unidos, cuando el Maestro lo conoció.

Era todo un  avezado dirigente entre los torcedores de tabaco y elaboradores de puros allí residentes, y abrazaba desde entonce las ideas del marxismo, el credo filosófico y político que mantuvo como hilo conductor de su vida.

Fomentaba también con gran pasión Carlos Benigno Baliño López –su nombre completo- un profundo apego a la causa independentista de su amada Patria, de la que había partido en busca de mejoras económicas y muy vinculado a su padre, con iguales convicciones que él a favor de la justicia social.

Dentro del Partido Revolucionario Cubano, señalado por el Apóstol como alma de la gran causa por la cual luchaban, contribuyó en la recaudación de fondos y movilización indispensable y generosa de ese sector de la clase obrera criolla para aportar a la organización de la guerra necesaria.

Años más tarde, muerto en combate José Martí y tras la intervención estadounidense al final de la campaña libertaria cubana, ya en Cuba, Carlos Baliño mantuvo sus luchas  y participó de forma destacada en la fundación del primer Partido Comunista de Cuba en 1925, junto al joven combatiente estudiantil Julio Antonio Mella, otra figura relevante entre los líderes del país.

En Baliño coexistían los más puros y combativos ideales patrióticos junto a la formación política marxista, iniciada en los años 80 del siglo XIX como obrero tabaquero en Tampa, Estados Unidos.  Su inclinación filosófica, diferente a la de José Martí no marcó ningún tipo de conflicto entre ellos, puesto que se trataba de dos patriotas dispuestos a ofrendar su vida por liberar a Cuba de la esclavitud y el colonialismo.

Con los años y ya en el siglo XX, Baliño evolucionó consecuentemente hacia el leninismo y también hacia firmes posiciones antiimperialistas, posiblemente nacidas de sus lejanos intercambios con el pensamiento martiano, aunque no era un camino trazado entonces expeditamente.

Carlos Baliño desde muy joven mostró gran afición por el estudio y las actividades literarias y culturales.  En su natal Guanajay cursó estudios de  teneduría y arquitectura, que no terminó. Más tarde, en la capital, recibió lecciones de pintura en la  Academia de San Alejandro pero tampoco pudo graduarse. Coincidió su paso por la Academia con una etapa en la que difundió  artículos y poemas en El Fénix, El Alacrán y La Crítica, publicaciones locales.

Debido a su origen humilde, la vida puso muchos obstáculos a su progreso y al de su familia. Decidió entonces emigrar y encontrar suerte en Cayo Hueso, Tampa, Nueva York y Nueva Orleans, Estados Unidos.

Empezó a practicar el oficio de tabaquero y en ese ejercicio comenzó a forjarse  el futuro combatiente marxista y comunista. Comenzó pronto sus prédicas socialistas en las que se empeñaba de todo corazón cuando se encontró e hizo relación con el Maestro.

Fue algo real y consecuente con su formación que Baliño se sintiera muy realizado con el  triunfo de la Gran Revolución de Octubre en la Rusia de 1917, lo cual ratificó su confianza en la justeza del ideario socialista.

Eso lo motivó a  trabajar por organizar las  agrupaciones comunistas dispersas, en un solo partido. Junto a Mella primero fundó la  Liga Antiimperialista, Sección Cubana, y fue uno de los miembros que más entrega y aportes dio. En plena dictadura del tirano Gerardo Machado creó más adelante el Partido Comunista, a pesar de que era objeto de una fuerte persecución.

El viejo roble está entre los precursores y  luchadores de las mejores causas en la historia de Cuba. Dejó una hermosa trayectoria y un legado visible: el del combate y la fidelidad a los principios hasta el último suspiro. (Martha Gómez Ferrals)

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