Santiago de Cuba, 10 nov.— La conservación y mantenimiento de automóviles clásicos son actividades complejas por las carencias materiales y el paso de los años. Sin embargo en Santiago de Cuba el club de autos antiguos pertenecientes a la Oficina del Conservador de la Ciudad sobresale por el cuidado esmerado de un parque automotor con más de 50 años de antigüedad.
José Nieto Ramírez tiene un pedazo de su
vida detenido en la primavera de hace 62 años. Cada día le parece estar
viviendo el mes de abril de 1955 junto a su padre y según él no precisa
de una máquina del tiempo para ello. La verdad es que una máquina es la
que lo lleva a la infancia.
José conserva exactamente igual el Chevrolet Belair 55 que comprara su padre en Holguín aquella primavera. Desde entonces el cuidado meticuloso ha hecho que el vehículo se conserve tal y como salió de la concesionaria Autocamayd. Hoy este abuelo devoto inculca a su nieto el mismo amor familiar por esta joya rodante.
Es la de José Nieto tan sólo una historia de las que muchas que cuentan los vehículos que hoy integran el Club de autos clásicos de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba. Más de 50 carros se aglutinan bajo la organización que vela celosamente por la originalidad de los automóviles.
“Partimos de la premisa de que el automóvil tiene que tener 70 por ciento o más de sus partes originales, incluyendo la carrocería. En nuestro club tenemos varios que tienen todas sus piezas como mismo salieron de la fábrica. Eso ha dependido de los propietarios y el cuidado que se le haya dado al auto durante toda la vida”, explica Leonardo Felipe Callejas, presidente del club.
El accionar de este grupo suigeneris va más allá de una reunión de apasionados. La participación en recreaciones históricas como el asalto simbólico al Moncada cada 26 de julio, y las colaboraciones con el cine y el resto de la producción audiovisual del territorio forman parte también de este club que busca difundir mucho más la historia de los vehículos clásicos.
“Consideramos un auto antiguo aquel que tenga más de treinta años de fabricado y que tenga sus partes originales como había mencionado. Atendiendo a ese criterio hemos decido ingresar al club autos como 2 volskwagen y un moskvitch que son carros europeos que forman parte ya del patrimonio rodante cubano. Veamos como la gente los acepta”, concluye Callejas.
Son estos autos verdaderas reliquias que aportan un toque de elegancia y añoranza a la ciudad que les ha visto rodar durante más de medio siglo.
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