Santiago de Cuba, 21 sep.— El 21 de septiembre de 1958, hace hoy 59 años, se efectuó en Soledad de Mayarí Arriba, auspiciado por el Ejército Rebelde el Primer Congreso Campesino en Armas, con la asistencia de más de un centenar de delegados procedentes en su mayoría del territorio oriental del país.
A pesar de la difícil situación
económica y social por la que atravesaba entonces el sector campesino,
no fue aquel un congreso para exigir reclamos, sino que su principal
objetivo fue ofrecerle a la Revolución en marcha el necesario apoyo en
la lucha para su triunfo, pues en su programa estaba contenido la
solución de esos males con una profunda y verdadera Reforma Agraria, que
reivindicaría al campesinado en todos sus aspectos.
Téngase en cuenta que para este tiempo sólo 15 de las mayores compañías azucareras del país, en su mayor parte norteamericanas, poseían 125 mil caballerías de tierras equivalente al 18 por ciento del territorio nacional, mientras que en el sector ganadero nueve propietarios tenían en sus manos otras 45 mil caballerías de las mejores tierras de la nación.
Por su parte, unos 400 mil campesinos que eran los que trabajaban la tierra no eran dueños nisiquiera de una pulgada de terreno y se encontraban en condiciones de arrendatarios, precaristas y aparceros, en tanto que su entrada no llegaba apenas a los 45 pesos mensuales, la mortalidad infantil era de 60 por cada mil nacidos vivos y ni soñar con hospitales, escuelas, viviendas y otros beneficios sociales.
Fue por eso que al triunfar la Revolución en 1959 la primera ley dictada fue la de la Reforma Agraria, que expropió todos los latifundios del país e hizo propietarios de las tierras que trabajaban a una 200 mil familias campesinas que se beneficiaron con 5 millones 600 mil hectáreas, la mayoría de las cuales se explotan hoy colectivamente mediante las cooperativas de producción agropecuarias o las de créditos y servicios, como forma más avanzada de explotación de los recursos agrarios.
Hoy por hoy el sector campesino cubano es uno de los más beneficiados y privilegiados por la Revolución, tanto en lo económico como en lo social, por lo que puede decirse que aquel Congreso Campesino en Armas, celebrado el 21 de septiembre de 1958, hace 59 años, fue un evento que bien valía la pena llevarlo a cabo. Sus resultados son obvios.
Téngase en cuenta que para este tiempo sólo 15 de las mayores compañías azucareras del país, en su mayor parte norteamericanas, poseían 125 mil caballerías de tierras equivalente al 18 por ciento del territorio nacional, mientras que en el sector ganadero nueve propietarios tenían en sus manos otras 45 mil caballerías de las mejores tierras de la nación.
Por su parte, unos 400 mil campesinos que eran los que trabajaban la tierra no eran dueños nisiquiera de una pulgada de terreno y se encontraban en condiciones de arrendatarios, precaristas y aparceros, en tanto que su entrada no llegaba apenas a los 45 pesos mensuales, la mortalidad infantil era de 60 por cada mil nacidos vivos y ni soñar con hospitales, escuelas, viviendas y otros beneficios sociales.
Fue por eso que al triunfar la Revolución en 1959 la primera ley dictada fue la de la Reforma Agraria, que expropió todos los latifundios del país e hizo propietarios de las tierras que trabajaban a una 200 mil familias campesinas que se beneficiaron con 5 millones 600 mil hectáreas, la mayoría de las cuales se explotan hoy colectivamente mediante las cooperativas de producción agropecuarias o las de créditos y servicios, como forma más avanzada de explotación de los recursos agrarios.
Hoy por hoy el sector campesino cubano es uno de los más beneficiados y privilegiados por la Revolución, tanto en lo económico como en lo social, por lo que puede decirse que aquel Congreso Campesino en Armas, celebrado el 21 de septiembre de 1958, hace 59 años, fue un evento que bien valía la pena llevarlo a cabo. Sus resultados son obvios.
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