Santiago de Cuba, 20 mar.— La construcción de una planta desalinizadora es una de las acciones que se acometen en Santiago de Cuba para contrarrestar la sequía en esta oriental provincia. Los trabajos ya entraron en la etapa final de ejecución y una vez terminados mitigarán la carencia de agua en algunos sectores de la ciudad.
Fue Boca de Cabaña un sitio importante para muchos santiagueros en décadas asadas
por aquí se hallaba una base de campismo de la que apenas quedan los
recuerdos. Ya desde hace años sólo el sonido del mar se escuchaba por
estos lares a 20 kilómetros de la ciudad pero hoy la tranquilidad ha
cesado porque decenas de constructores erigen otro emplazamiento mucho
más esencial para miles de habitantes en Santiago de Cuba: la
desalinizadora de Boca de Cabaña.
Por vez primera en el país una planta de este tipo será para abastecer a la población con agua de mar desmineralizada.
“Se trata de una tecnología que permite la desmineralización mediante unas membranas de osmosis inversa lo que permitirá quitarle todas las sales al agua marina. Posteriormente en la planta potabilizadora se le añadirán algunas sales esenciales para la salud humana y quedará un agua de calidad excepcional”, explica el Ingeniero Enrique Cabrera González, director de la Unidad Básica Empresarial de Rehabilitaciones, perteneciente a la Empresa de supervisión y control de obras de ingenierías.
La planta aportará unos 50 litros por segundo al Sistema de acueducto Parada. En la actualidad dicho sistema recibe agua de las presas del noroeste mediante otra obra de ingeniería que permitió interconectar el sistema Quintero con el deprimido Parada. La inversión en Boca de Cabañas incrementará el flujo de agua hacia la planta potabilizadora de Parada.
La desalinizadora ha entrado en la fase final de su ejecución que ya se muestra al 87 por ciento. Después de la instalación de los módulos importados para quitar la sal ya se acometen los trabajos finales en las estructuras civiles y la colocación de tuberías de polietileno, entre otras acciones finales.
Una vez culminada la nueva planta será un eslabón fundamental en el abasto a unas 40 000 habitantes de sitios que se alimentan del sistema parada, cuya presa en estado crítico no permite ya distribuir agua por la vía convencional. Pronto Boca de Cabaña será más que un recuerdo, un sitio vital para muchos santiagueros.
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