Por Gretchen Gómez González/Foto Miguelito NoaSantiago de Cuba, 9 may.— La destacada combatiente Celia Sánchez Manduley sirve de ejemplo y guía a los trabajadores de la textilera que lleva su nombre en Santiago de Cuba, quienes le rinden tributo especial este nueve de mayo en el aniversario 96 de su natalicio.
El gigante complejo textil, como lo
llamara Fidel Castro, líder de la Revolución, en su inauguración el 27
de julio de 1983, no solo tomó el nombre de la heroína fallecida tres
años antes, sino el compromiso de ser tan exigente, meticuloso en todos
los detalles y cumplidor como ella.
Yo escuché el discurso de Fidel junto a varios jóvenes que empezábamos a trabajar allí, el día estaba nublado y un momento muy especial en el que todos aplaudimos por largo tiempo fue cuando mencionó a Celia y dijo que llevar su nombre nos obligaba a seguir su ejemplo, recuerda Ariel Exabie Piña.
Piña, fundador y actual Jefe del Departamento Técnico Productivo de la textilera santiaguera destacó la dedicación con que los trabajadores asumen cada año el cumplimiento de los planes comprometidos.
En 2015 aportamos 12 millones y medio de pesos e importantes tejidos como el antiséptico, además de culeros para los módulos de canastilla de las embarazadas cubanas, frazadas de piso, el guarandol para los hospitales, lencería y lienzo teñido de uso muy común en los carnavales, agregó.
Celia se interesó desde el triunfo de la Revolución por la producción de textiles para las mujeres y la mejora de sus condiciones de vida, incluso introdujo en Cuba una prenda tan fresca y ligera como el safari, por lo que la existencia de la fábrica en sí misma es un tributo a ella, subrayó.
Considera que el homenaje que tradicionalmente le rinde la Federación de Mujeres Cubanas a la primera guerrillera de la Sierra Maestra cada nueve de mayo, no sería completo si no incluyera el de los trabajadores de la textilera que se inspiran en Celia para laborar cada día con mayor calidad y eficiencia.
Celia resultó una audaz luchadora del Ejército Rebelde, una artesana de la Revolución, a la que se incorporó desde su natal Media Luna, en Manzanillo, ayudó al triunfo en enero de 1959 junto a Fidel y demás combatientes, y entregó sus mejores energías en el difícil período de edificación de la Patria nueva.
Fue secretaria del Consejo de Estado, diputada al Parlamento, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y de la Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, y se ganó el cariño del pueblo por la atención que le brindaba y la confianza de Fidel por una lealtad sin límites.
Yo escuché el discurso de Fidel junto a varios jóvenes que empezábamos a trabajar allí, el día estaba nublado y un momento muy especial en el que todos aplaudimos por largo tiempo fue cuando mencionó a Celia y dijo que llevar su nombre nos obligaba a seguir su ejemplo, recuerda Ariel Exabie Piña.
Piña, fundador y actual Jefe del Departamento Técnico Productivo de la textilera santiaguera destacó la dedicación con que los trabajadores asumen cada año el cumplimiento de los planes comprometidos.
En 2015 aportamos 12 millones y medio de pesos e importantes tejidos como el antiséptico, además de culeros para los módulos de canastilla de las embarazadas cubanas, frazadas de piso, el guarandol para los hospitales, lencería y lienzo teñido de uso muy común en los carnavales, agregó.
Celia se interesó desde el triunfo de la Revolución por la producción de textiles para las mujeres y la mejora de sus condiciones de vida, incluso introdujo en Cuba una prenda tan fresca y ligera como el safari, por lo que la existencia de la fábrica en sí misma es un tributo a ella, subrayó.
Considera que el homenaje que tradicionalmente le rinde la Federación de Mujeres Cubanas a la primera guerrillera de la Sierra Maestra cada nueve de mayo, no sería completo si no incluyera el de los trabajadores de la textilera que se inspiran en Celia para laborar cada día con mayor calidad y eficiencia.
Celia resultó una audaz luchadora del Ejército Rebelde, una artesana de la Revolución, a la que se incorporó desde su natal Media Luna, en Manzanillo, ayudó al triunfo en enero de 1959 junto a Fidel y demás combatientes, y entregó sus mejores energías en el difícil período de edificación de la Patria nueva.
Fue secretaria del Consejo de Estado, diputada al Parlamento, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y de la Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, y se ganó el cariño del pueblo por la atención que le brindaba y la confianza de Fidel por una lealtad sin límites.
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