Por José Raúl Castillo Argüelles
Santiago de Cuba, 12 abr.— Una buena apertura del derecho Erlis Casanova, un cierre de alto vuelo del zurdo Liván Moinelo y par de estacazos de cuatro esquinas suscritos por Michael González y Lázaro Ramírez conformaron las herramientas clave para desmontar la amenazante barrida avileña que habría puesto fin a la 55 Serie Nacional de beisbol.
Santiago de Cuba, 12 abr.— Una buena apertura del derecho Erlis Casanova, un cierre de alto vuelo del zurdo Liván Moinelo y par de estacazos de cuatro esquinas suscritos por Michael González y Lázaro Ramírez conformaron las herramientas clave para desmontar la amenazante barrida avileña que habría puesto fin a la 55 Serie Nacional de beisbol.
Casanova ocupó la lomita durante seis y
un tercio de entrada con sólo cinco jits permitidos pero uno de ellos
fue el cuadrangular que le conectó el hombre proa de los Tigres, Luís
Robert Moirán, en el tercer episodio con un compañero en circulación;
conexión que anexó dos limpias al expediente del pinareño; gravado con
otra carrera inmaculada en el sexto, pues abandonó el box tras un out
pero dejó un hombre en circulación por boleto y este minutos después
cruzó el pentágono gracias a jit de Guillermo Avilés y rodado de Osvaldo
Vázquez, ambas conexiones frente a lanzamientos del relevista Liván
Moinelo.
Moinelo tras esa leve concesión metió en cintura a los rayados y completó el juego con sólo otro jit permitido, sin boletos y con tres ponches propinados, el último de ellos frente a Guillermo Avilés para concretar el out veintisiete.
Así terminó la historia ofensiva de los Tigres ante los dos serpentineros utilizados por los Verdes pero ese gasto no fue suficiente para contrarestar el empuje de la artillería local que sumó en total nueve imparables, incluídos los importantísimos vuelacercas de Michael González y Lázaro Ramírez; ataque que en conjunto proporcionó seis carreras que consagraron el triunfo.
Pese a ello vale hacer notar que los pinareños dejaron en circulación la friolera de 13 corredores, lo que evidencia que sus artilleros no sacaron los dividendos que potencialmente estuvieron a su alcance.
Dos batazos decisivos
Como les anticipé hubo dos conexiones que marcaron el curso del encuentro, primero el cuadrangular con dos a bordo del combativo torpedero Michael González en la parte baja del tercero cuando su equipo perdía 2-0 (precisamente por jonrón que refrendó minutos antes Robert Moirán) y luego el bambinazo de Lázaro Ramírez en la parte baja del sexto que dio la cuarta carrera a los de casa y puso en la pizarra una cota inalcanzable para los visitantes.
El puntillazo final
El remate pinareño cristalizó en el cierre del octavo cuando anotaron dos veces ante el relevista Alberto Bisset, segunda salida infausta en esta final, la primera de caballito al propinar un pelotazo a Olber Peña con las almohadillas llenas (par de jits y un boleto intencional) y la segunda por fly de sacrificio de William Saavedra.
Por los Tigres abrió su principal carta de tiunfo, el veloz Vladimir García, pero no estuvo a su altura acostumbrada sobre todo por una eviente falta de control que lo llevó a conceder cinco bases por bolas, propinar tres pelotazos y apuntarse un wild pitch. En seis entradas de labor le pegaron seis imparables y le marcaron cuatro limpias.
La victoria para Erlis Casanova (8-6), el revés para Vladimir García
(13-4) y punto por juego salvado para Liván Moinelo (15).
Hoy el Capitán San Luís será escenario del quinto juego de la porfía que ahora marcha 3-1 a favor de los campeones defensores, Ciego de Ávila.
Vegueros obligado a ganar y los Tigres en pos de la dentellada que complete el festín.
De nuevo escalarán la lomita los diestros Vladimir Baños y Lázaro Blanco, protagonistas del segundo juego de la gran final.
Moinelo tras esa leve concesión metió en cintura a los rayados y completó el juego con sólo otro jit permitido, sin boletos y con tres ponches propinados, el último de ellos frente a Guillermo Avilés para concretar el out veintisiete.
Así terminó la historia ofensiva de los Tigres ante los dos serpentineros utilizados por los Verdes pero ese gasto no fue suficiente para contrarestar el empuje de la artillería local que sumó en total nueve imparables, incluídos los importantísimos vuelacercas de Michael González y Lázaro Ramírez; ataque que en conjunto proporcionó seis carreras que consagraron el triunfo.
Pese a ello vale hacer notar que los pinareños dejaron en circulación la friolera de 13 corredores, lo que evidencia que sus artilleros no sacaron los dividendos que potencialmente estuvieron a su alcance.
Dos batazos decisivos
Como les anticipé hubo dos conexiones que marcaron el curso del encuentro, primero el cuadrangular con dos a bordo del combativo torpedero Michael González en la parte baja del tercero cuando su equipo perdía 2-0 (precisamente por jonrón que refrendó minutos antes Robert Moirán) y luego el bambinazo de Lázaro Ramírez en la parte baja del sexto que dio la cuarta carrera a los de casa y puso en la pizarra una cota inalcanzable para los visitantes.
El puntillazo final
El remate pinareño cristalizó en el cierre del octavo cuando anotaron dos veces ante el relevista Alberto Bisset, segunda salida infausta en esta final, la primera de caballito al propinar un pelotazo a Olber Peña con las almohadillas llenas (par de jits y un boleto intencional) y la segunda por fly de sacrificio de William Saavedra.
Por los Tigres abrió su principal carta de tiunfo, el veloz Vladimir García, pero no estuvo a su altura acostumbrada sobre todo por una eviente falta de control que lo llevó a conceder cinco bases por bolas, propinar tres pelotazos y apuntarse un wild pitch. En seis entradas de labor le pegaron seis imparables y le marcaron cuatro limpias.
La victoria para Erlis Casanova (8-6), el revés para Vladimir García
(13-4) y punto por juego salvado para Liván Moinelo (15).
Hoy el Capitán San Luís será escenario del quinto juego de la porfía que ahora marcha 3-1 a favor de los campeones defensores, Ciego de Ávila.
Vegueros obligado a ganar y los Tigres en pos de la dentellada que complete el festín.
De nuevo escalarán la lomita los diestros Vladimir Baños y Lázaro Blanco, protagonistas del segundo juego de la gran final.
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