Por Mariano Aldana VillalónSantiago de Cuba, 20 ene.— A Iraida Espinosa Álvarez la conocí hace más de 20 cuando en un chequeo de la producción cafetalera era estimulada por los resultados alcanzados en la despulpadora de Filé en pleno macizo montañoso del Tercer Frente.
En 1990, su vida dio un cambio radical,
pues dejó la docencia como profesora de Lengua Española para vincularse
definitivamente al beneficio de café.
Hoy hace 24 años que dio ese paso y desde entonces su nombre es siempre mencionado junto a su colectivo de la despulpadora de Filé.
Esta mujer de mediana estatura se agiganta a diario por su carácter emprendedor y audaz. Para ella no hay tareas imposibles. Lo difícil lo hace fácil por eso los éxitos siempre la acompañan.
Aunque Iraida le ha dedicado buena parte de su vida a la actividad cafetalera, el año 2013 le deparó gratos momentos al ser reconocida su despulpadora como la mejor del país.
En el año que recién finalizó es muy posible que repita el reconocimiento, pues ya superó lo real alcanzado en materia de beneficio de café, y aún sigue su faena con buena eficiencia.
Dice que la despulpadora de Filé es su casa y que solo la abandonará cuando ya no tenga más fuerzas para hacerla producir. Así de grande es Iraida, la gallega como todos la conocen.
Hoy hace 24 años que dio ese paso y desde entonces su nombre es siempre mencionado junto a su colectivo de la despulpadora de Filé.
Esta mujer de mediana estatura se agiganta a diario por su carácter emprendedor y audaz. Para ella no hay tareas imposibles. Lo difícil lo hace fácil por eso los éxitos siempre la acompañan.
Aunque Iraida le ha dedicado buena parte de su vida a la actividad cafetalera, el año 2013 le deparó gratos momentos al ser reconocida su despulpadora como la mejor del país.
En el año que recién finalizó es muy posible que repita el reconocimiento, pues ya superó lo real alcanzado en materia de beneficio de café, y aún sigue su faena con buena eficiencia.
Dice que la despulpadora de Filé es su casa y que solo la abandonará cuando ya no tenga más fuerzas para hacerla producir. Así de grande es Iraida, la gallega como todos la conocen.
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