Por: Noris Rosado FigueredoSantiago de Cuba, 24 sept.— Casi un año y nueve meses tenía la Revolución triunfante, aquel 28 de septiembre de 1960, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, hablaba en un acto en la capital cubana y sonaron unos petardos, que la contrarevolución hizo explotar, para amedrentar a los allí presentes.
La ocasión fue propicia para que en ese
momento, Fidel anunciara la creación de los Comités de Vigilancia en
cada manzana. Así nacieron los Comités de Defensa de la Revolución, CDR,
en cada cuadra y en todos los barrios. Nacieron para la vigilancia
revolucionaria y se convirtieron en la mayor organización de masas en
Cuba.
Se puede afirmar, que en llanos, montañas, en las costas, fueron creciendo y no sólo para contrarrestar a los enemigos de la Revolución, pues sus miembros, apoyaron las diferentes tareas, como censar a los niños para la distribución de la leche, y evitar así, que algunos elementos acapararan ese producto.
De ahí, que vimos a los cederistas convertidos en activistas de la salud, en las campañas de vacunación, primero contra la poliomielitis y luego contra diferentes enfermedades que fueron erradicadas con la Revolución.
En muchos Comités de Defensa se abrieron aulas para la alfabetización y la superación de miles de cubanos. En las casas surgieron los centros de trilla de café, que ayudaron a la economía del país.
Justo es destacar, que desde los CDR salieron los movilizados a las zafras cañeras y cafetaleras, a los diferentes programas agrícolas y de la construcción, y para una tarea de mucho amor, como son las donaciones de sangre para salvar vidas.
Durante estos 54 años, sus miembros han laborado para mantener la unidad del pueblo, junto a la Federación de Mujeres Cubanas y otras organizaciones de masas, políticas y sociales.
Hoy día, la tarea de los CDR, se hace más difícil, pues la batalla debe encaminarse a rescatar y fomentar los valores sociales: patriotismo, dignidad, disciplina, respeto y solidaridad.
Es innegable el elevado nivel de instrucción de nuestro pueblo, pero en cuanto a la educación, aún, hay grietas que salvar, que van desde la familia, la escuela y toda la comunidad, pues los padres, los maestros, los vecinos, todos son cederistas.
Por tanto, a todos corresponde llamar la atención ante actitudes incorrectas como escándalos públicos, las palabras obcenas en grandes y chicos, la música a niveles inadmisibles a cualquier hora, por sólo señalar algunas.
A los jóvenes que arriban a 14 años y que ingresan a la organización, enseñarles que deben practicar el respeto a las normas de conductas sociales, como saludar, dar las gracias, pedir permiso y ayudar a quien lo necesite.
En este aniversario 54 de los Comités de Defensa de la Revolución, se impone hacer realidad el lema de Unidos, Vigilantes y Combativos.
Se puede afirmar, que en llanos, montañas, en las costas, fueron creciendo y no sólo para contrarrestar a los enemigos de la Revolución, pues sus miembros, apoyaron las diferentes tareas, como censar a los niños para la distribución de la leche, y evitar así, que algunos elementos acapararan ese producto.
De ahí, que vimos a los cederistas convertidos en activistas de la salud, en las campañas de vacunación, primero contra la poliomielitis y luego contra diferentes enfermedades que fueron erradicadas con la Revolución.
En muchos Comités de Defensa se abrieron aulas para la alfabetización y la superación de miles de cubanos. En las casas surgieron los centros de trilla de café, que ayudaron a la economía del país.
Justo es destacar, que desde los CDR salieron los movilizados a las zafras cañeras y cafetaleras, a los diferentes programas agrícolas y de la construcción, y para una tarea de mucho amor, como son las donaciones de sangre para salvar vidas.
Durante estos 54 años, sus miembros han laborado para mantener la unidad del pueblo, junto a la Federación de Mujeres Cubanas y otras organizaciones de masas, políticas y sociales.
Hoy día, la tarea de los CDR, se hace más difícil, pues la batalla debe encaminarse a rescatar y fomentar los valores sociales: patriotismo, dignidad, disciplina, respeto y solidaridad.
Es innegable el elevado nivel de instrucción de nuestro pueblo, pero en cuanto a la educación, aún, hay grietas que salvar, que van desde la familia, la escuela y toda la comunidad, pues los padres, los maestros, los vecinos, todos son cederistas.
Por tanto, a todos corresponde llamar la atención ante actitudes incorrectas como escándalos públicos, las palabras obcenas en grandes y chicos, la música a niveles inadmisibles a cualquier hora, por sólo señalar algunas.
A los jóvenes que arriban a 14 años y que ingresan a la organización, enseñarles que deben practicar el respeto a las normas de conductas sociales, como saludar, dar las gracias, pedir permiso y ayudar a quien lo necesite.
En este aniversario 54 de los Comités de Defensa de la Revolución, se impone hacer realidad el lema de Unidos, Vigilantes y Combativos.
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