Por Bárbara Deás Trobajo
Educar a los hijos es una tarea fácil y llena de amor, para mi hace seis años esta nueva etapa llegó a la vida, todos los días la ofrezco con todo el valor que merece, enseñar a mi pequeño, es lo principal.
Siempre recuerdo la frase de García Márquez cuando describiera que solo una madre sabe llevar de la mano entre las tinieblas de una realidad que conoce mejor que los hombre y en las cuales se orientan mejor con menos luces, hoy mi niño es un pequeño pero en tiempos futuros sabrá reconocer el valor de MAMÁ.
Su crecimiento está en mis hombros, su formación en la verdad. A veces me pregunto, cómo muchas madres, cómo sacar más tiempo para estar con él, cómo buscar la forma para sentir y disfrutar de su desarrollo, siempre está, pero no como lo quisiera, el trabajo, la casa, los quehaceres,,,,pero entre todas las cosas ESTÁ.
Sigo sus pasos, firmes, ligeros, pero seguros, mi comprensión prevalece en todos los tiempos, la matizo de ternura y exigencia, con métodos educativos como el diálogo y el respeto.
Mi Ángel es un regalo para toda la vida, es una bendición verlo crecer, pero más que todo disfrutarlo cada segundo de Mayo es reconfortante.
La postal escrita por él, porque ya aprende a escribir, sus trazos vuelan en mi imaginación, su beso, el primero de todos los que me felicitan en este Día de las Madres.
Hoy me convenzo que ser Madre no es solo dar a luz, es bondad humana para dar amor del bueno, amor de verdad.
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