Autor : Mariano Aldana Villalón
A dos años de su creación, las ferias agropecuarias
del barrio llenaron las expectativas de la población santiaguera. En
definitiva fueron una opción más no solo para el balance dietético de la
gente, sino también todo un espectáculo para chicos y grandes.
De
hecho hay que partir que el esfuerzo fue dejando sus huellas con muchos
más resultados positivos que negativos, aunque ello no quiere decir que
en lo adelante se trabaje para que esta experiencia se pueda mejorar
para el beneficio de todos.
A esas dos primeras conclusiones
llegaron las máximas autoridades del territorio y las empresas
abastecedoras de alimentos y los organismos encargados de garantizar las
actividades recreativas, deportivas y ventas de productos
gastronómicos.
La vieja idea de comercializar los productos del
agro se fue transformando con ideas más frescas a tono con los tiempos
actuales. La gente acude a las ferias agropecuarias convencida de
comprar lo que realmente necesita su cocina en un momento de sana
diversión.
A dos años de esta novedosa experiencia, se reclama de
los organizadores un mayor orden, disciplina y respeto. Se necesita de
más energía para combatir las deficiencias porque el empeño es grande en
la medida que se acerque la comercialización de los productos del agro a
los diferentes barrios santiagueros.
Las ferias agropecuarias
duran todo el día. La población puede recrearse si así lo desea y a la
vez consumir productos que concurren por igual procedentes de las
empresas láctea, alimentaria y de bebidas y refrescos.
En la
reunión donde se evaluaron los aciertos y desaciertos de las ferias
agropecuarias se comentó que el liderazgo recae en los Consejos
Populares, órganos que velarán para subir el nivel de realización de
estos eventos sabatinos.
Concluido el encuentro, no quedó
absolutamente ninguna duda de que los dos próximos años en el desarrollo
de las ferias agropecuarias serán mejores a los ya vencidos.
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