La selección cubana obtuvo hoy la medalla de plata en la XXXIX Copa del Mundo de Béisbol, tras caer en la final 2-1 frente al lenco de Holanda, en choque celebrado en el estadio Rod Carew, de Panamá.
El quipo europeo conquistó su primer título mundial en la historia de estas lides, además de lograrlo en la primera ocasión que disputa el juego decisivo.
Las hostilidades se rompieron en el cuarto episodio, cuando los cubanos aprovecharon un doblete del tercer madero Frederich Cepeda, quien avanzó a la antesala por wild pitch y pisó el home por elevado de sacrificio de Alfredo Despaigne.
Los holandeses reaccionaron en ese capítulo y se rebelaron contra Yuliesky González, quien regaló un boleto y permitió dos indiscutibles consecutivos.
El zurdo González cedió su lugar al diestro villaclareño Freddy Asiel Álvarez, quien admitió otro imparable para completar las dos rayas que decretaron la ventaja europea.
Cuba pudo empatar en el séptimo acto, cuando Despaigne ancló en segunda por error del patrullero izquierdo Dwyane Kemp, pero la dirección antillana optó por jugar al batazo y fallaron Yuliesky Gourriel, José Dariel Abreu y Michel Enríquez, por ese orden.
En el noveno inning, la mayor de las Antillas amenazó con imparables de Yuliesky Gourriel y Michel Enríquez, pero el emergente Héctor Olivera cedió el out 27 con línea al antesalista.
Los europeos tuvieron en el pitcheo su principal arma durante todo el torneo, y en el choque final el trío formado por Robbie Cordemans, Juan Carlos Sulbaran y Tom Stuifberge maniató a la armada cubana, la más ofensiva de la Copa.
Cordemans estuvo en noche de lujo, pues en siete y un tercio soportó solamente dos indiscutibles, regaló un boleto y retiró a seis rivales por la vía de los strikes.
Sulbarán no pudo terminar y abandonó el montículo en la novena entrada, para que Stuifberge sellara con dos outs el éxito de los tulipanes.
Por Cuba destacó también el pitcheo, que tuvo en el villaclareño Álvarez a un fortín inmaculado durante cinco entradas, con tres indiscutibles y dos boletos.
Los equipos de Estados Unidos y Canadá no jugaron por la lluvia que arremetió contra ciudad Panamá, y finalmente las preseas de bronce fueron para los canadienses.
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