Santiago de Cuba, 18 ago.— Una ofrenda floral en nombre del pueblo santiaguero fue depositada en homenaje a patriota bayamés Pedro (Perucho) Figueredo, en el muro del antiguo matadero de reses, en esta ciudad, donde fue fusilado hace 149 años por su ideario de libertad.
Vecinos y combatientes de la Revolución del Centro Urbano José Martí acudieron al lugar para recordar al autor del Himno de Bayamo, marcha vibrante convertida en el Himno Nacional de Cuba, entonado por los cubanos hasta la actualidad.
Ese escenario se encuentra frente a la estación ferroviaria de Santiago de Cuba y una tarja perpetúa su memoria.
En esta urbe oriental otros sitios acercan a la historia del insigne revolucionario, abogado y poeta, sentenciado a la pena máxima por un consejo de guerra al aparecer en una lista de desafectos a España.
Enfermo de tifus, Perucho fue hecho prisionero y conducido a la antigua cárcel colonial, conocida luego como Vivac, desde donde fue trasladado al paredón y ultimado, en 1870.
En la capilla de la edificación de donde fue sacado sobre un asno, debido a las condiciones de salud que le impedían caminar, escribió su testamento político.
También en la céntrica Plaza de Marte se rinde tributo al patriota, nacido en el seno de una ilustre y acaudalada familia y quien con el toque de las campanas del ingenio La Demajagua siguió a Carlos Manuel de Céspedes y se incorporó al Ejército Libertador, en cuyas filas alcanzó el grado de General.
En el cementerio patrimonial Santa Ifigenia se erigió recientemente un monumento de cuerpo completo de Perucho Figueredo, digno cubano que entregó su vida con la misma dignidad y decoro con que llamó al combate en las notas que creó.
Próximamente sus restos mortales descansarán para siempre allí, ya que hasta ahora lo hacen en el panteón junto mártires del vapor Virginius.
Sus últimas palabras antes de morir ejecutado fueron: ¡Morir por la Patria es vivir! tal como reza el himno.
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