Santiago de Cuba, 9 abr.— Vivo orgulloso de estar en la ciudad de Santiago de Cuba y compartir con su gente, que me ha permitido transmitirles mis inquietudes musicales, señaló el destacado músico y compositor Enrique Bonne Castillo, Premio Nacional de Música 2016.
He disfrutado cantarle a mi ciudad y a
Cuba, dijo a la prensa el artista, quien el 15 de junio próximo cumplirá
91 años con el aporte de más de 200 obras al pentagrama sonoro cubano
como guaracha, danzón, chachachá, son, bolero, trova, tango, samba,
merengue, conga y el ritmo pilón, su contribución cumbre popularizada
por su coterráneo Pacho Alonso.
Para ello me inspiré en la manera de pilar café en el campo junto a la sonoridad del órgano oriental y el bajo del son, comentó Bonne Castillo, a la vez que recordó los inicios en 1961 del grupo de tambores que lleva su nombre y se ha convertido en ícono de la música popular y la percusión en la Mayor de las Antillas.
Manifestó también su satisfacción con el más alto galardón del Instituto Cubano de la Música y que le fue conferido recientemente por haber logrado convertirse en un cronista de su país a través de esa expresión artística, según reconoció el jurado presidido por Digna Guerra e integrado además por Guido López Gavilán, Beatriz Márquez, Adalberto Álvarez y Juan Piñera.
Este premio es algo que uno generalmente no espera, pero que cuando llega da mucha alegría, refirió el agasajado, nacido en el municipio de San Luis y creador de obras incluidas en el repertorio de aplaudidos artistas y agrupaciones como Elena Burke, Ramón Calzadilla, Caridad Hierrezuelo, Rosita Fornés, y las orquestas Aragón y Estrellas de la Charanga.
Varios artistas han expresado regocijo por la entrega del lauro al “padre del ritmo pilón”, entre ellos Fernando Dewar, director del Septeto Santiaguero, quien lo calificó pilar de la cultura cubana, y el compositor Rodulfo Vaillant, presidente de la filial santiaguera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, organización de la cual Bonne Castillo es Miembro de Mérito.
Para ello me inspiré en la manera de pilar café en el campo junto a la sonoridad del órgano oriental y el bajo del son, comentó Bonne Castillo, a la vez que recordó los inicios en 1961 del grupo de tambores que lleva su nombre y se ha convertido en ícono de la música popular y la percusión en la Mayor de las Antillas.
Manifestó también su satisfacción con el más alto galardón del Instituto Cubano de la Música y que le fue conferido recientemente por haber logrado convertirse en un cronista de su país a través de esa expresión artística, según reconoció el jurado presidido por Digna Guerra e integrado además por Guido López Gavilán, Beatriz Márquez, Adalberto Álvarez y Juan Piñera.
Este premio es algo que uno generalmente no espera, pero que cuando llega da mucha alegría, refirió el agasajado, nacido en el municipio de San Luis y creador de obras incluidas en el repertorio de aplaudidos artistas y agrupaciones como Elena Burke, Ramón Calzadilla, Caridad Hierrezuelo, Rosita Fornés, y las orquestas Aragón y Estrellas de la Charanga.
Varios artistas han expresado regocijo por la entrega del lauro al “padre del ritmo pilón”, entre ellos Fernando Dewar, director del Septeto Santiaguero, quien lo calificó pilar de la cultura cubana, y el compositor Rodulfo Vaillant, presidente de la filial santiaguera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, organización de la cual Bonne Castillo es Miembro de Mérito.
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