Santiago de Cuba, 27 ene.— Fue la medianoche del 27 de enero de 1953, hace hoy 64 años, cuando desde la gloriosa escalinata de la Universidad de La Habana bajaron miles de antorchas encendidas para marchas hasta la fragua martiana y esperar allí el advenimiento del Centenario del Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí Pérez.
Organizada por la Federación Estudiantil
Universitaria y a pesar de la prohibición de la dictadura batistiana,
en la marcha participaron decenas de miles de estudiantes, obreros,
empleados y otros sectores de la población, con el objetivo de recordar
al más glorioso de los cubanos, ya casi olvidado por los que mal
gobernaron a Cuba después de su muerte, incluidos los intervencionistas
norteamericanos que frustraron su Revolución en 1898.
Al frente de esa muchedumbre de pueblo, formando un grupo compacto que abarcaban una seis cuadra, unidos por el brazo, marchaban con admirada disciplina varios miles de jóvenes con sus antorchas listas para repeler cualquier intento de los esbirros de la dictadura batistiana de interrumpir la marcha en homenaje a Martí, al frente de los cuales se encontraba el doctor Fidel Castro Ruz.
De esos jóvenes, de los que acompañaron a Fidel aquella medianoche del 27 de enero de 1953 hasta la Fragua Martiana, salieron aquellos más de un centenar, que seis meses después asaltarían los Cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Céspedes, de Bayamo, el 26 de julio de ese mismo año, ganándose la honrosa denominación de “La Juventud del Centenario”
El autor intelectual de aquellos asaltos no era otro que el Apóstol José Martí, que estos jóvenes no permitieron que muriera en el año de su centenario y que cobrara vida en la nueva revolución que se inició ese 26 de Julio y que reafirmaron con la sangre generosa derramada al pie de su heroica y gloriosa tumba.
Ya esa Revolución no se detuvo más como en el 68 y el 95. La marcha de las antorchas de aquel enero de 1953, como expresara uno de sus participantes, Raúl Castro Ruz, fue el motor impulsor que echó a andar nuevamente la patria insurrecta, bajo la guía y las ideas martianas que iluminaron aquella noche del Centenario de José Martí y que volverán a encenderse hoy todo lo largo y ancho de nuestro archipiélago, como muestra de que su luz todavía nos alumbra y lo hará por siempre.
La noche de este 27 de enero será como aquella de hace 64 años, o como la mañana de la Santa Ana, el 26 de julio de 1953, o como a madrugada del desembarco de los expedicionarios del yate Granma el 2 de diciembre de 1956, o como el glorioso amanecer del primero de enero de 1959, donde ha estado siempre a la vanguardia nuestro Héroe Nacional José Martí. Así lo honramos.
Al frente de esa muchedumbre de pueblo, formando un grupo compacto que abarcaban una seis cuadra, unidos por el brazo, marchaban con admirada disciplina varios miles de jóvenes con sus antorchas listas para repeler cualquier intento de los esbirros de la dictadura batistiana de interrumpir la marcha en homenaje a Martí, al frente de los cuales se encontraba el doctor Fidel Castro Ruz.
De esos jóvenes, de los que acompañaron a Fidel aquella medianoche del 27 de enero de 1953 hasta la Fragua Martiana, salieron aquellos más de un centenar, que seis meses después asaltarían los Cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Céspedes, de Bayamo, el 26 de julio de ese mismo año, ganándose la honrosa denominación de “La Juventud del Centenario”
El autor intelectual de aquellos asaltos no era otro que el Apóstol José Martí, que estos jóvenes no permitieron que muriera en el año de su centenario y que cobrara vida en la nueva revolución que se inició ese 26 de Julio y que reafirmaron con la sangre generosa derramada al pie de su heroica y gloriosa tumba.
Ya esa Revolución no se detuvo más como en el 68 y el 95. La marcha de las antorchas de aquel enero de 1953, como expresara uno de sus participantes, Raúl Castro Ruz, fue el motor impulsor que echó a andar nuevamente la patria insurrecta, bajo la guía y las ideas martianas que iluminaron aquella noche del Centenario de José Martí y que volverán a encenderse hoy todo lo largo y ancho de nuestro archipiélago, como muestra de que su luz todavía nos alumbra y lo hará por siempre.
La noche de este 27 de enero será como aquella de hace 64 años, o como la mañana de la Santa Ana, el 26 de julio de 1953, o como a madrugada del desembarco de los expedicionarios del yate Granma el 2 de diciembre de 1956, o como el glorioso amanecer del primero de enero de 1959, donde ha estado siempre a la vanguardia nuestro Héroe Nacional José Martí. Así lo honramos.
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