Por Brita Garcia Alberteris
Santiago de Cuba, 30 oct.— Rodeado por sus seres queridos, Alfredo Orestes García Chávez llega a los 100 años de edad, en una familia altamente longeva, pues su madre y otros miembros de su linaje también llegaron a la centuria.
Santiago de Cuba, 30 oct.— Rodeado por sus seres queridos, Alfredo Orestes García Chávez llega a los 100 años de edad, en una familia altamente longeva, pues su madre y otros miembros de su linaje también llegaron a la centuria.
Superar el promedio de vida de los
cubanos es un logro que 177 santiagueros ya alcanzaron en lo que va de
año, con un guiño de picardía y varios secretos para la eterna juventud,
como no fumar y no ingerir bebidas alcohólicas ademas de una buena
alimentación.
Cinco hijos aportó este hombre que dedicó toda su vida a trabajar, desde que llegara a Santiago de Cuba con 19 años de edad. Primero fue aprendiz de zapatero, luego paso diez años trabajando en una fabrica de colchones hasta que llega a la tienda el Siglo XX donde se retira tras cuarenta años de labores.
El tío Alfredo posee una gran vitalidad, que no nos quiso mostrar el día de su onomástico, pero sí nos habló de las canciones de Carlos Gardel que lo hicieron bailar en los salones de la fabrica de cervezas Bacardí y los elegantes poemas que le recitaba a su amada esposa.
Rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos, continúa la tradición familiar de alcanzar la centuria y mucho más, con el secreto de la eterna juventud entre sus memorias.
Cinco hijos aportó este hombre que dedicó toda su vida a trabajar, desde que llegara a Santiago de Cuba con 19 años de edad. Primero fue aprendiz de zapatero, luego paso diez años trabajando en una fabrica de colchones hasta que llega a la tienda el Siglo XX donde se retira tras cuarenta años de labores.
El tío Alfredo posee una gran vitalidad, que no nos quiso mostrar el día de su onomástico, pero sí nos habló de las canciones de Carlos Gardel que lo hicieron bailar en los salones de la fabrica de cervezas Bacardí y los elegantes poemas que le recitaba a su amada esposa.
Rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos, continúa la tradición familiar de alcanzar la centuria y mucho más, con el secreto de la eterna juventud entre sus memorias.
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