Plaza de la revolución

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sábado, 1 de junio de 2013

Museo Granjita Siboney recuerda gesta moncadista de 1953

Autor: Viviana Muñiz Zúñiga

Reparaciones generales en techos y paredes se acometen en el museo Granjita Siboney, de esta ciudad, sitio del que partieron los asaltantes al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953.
  
Próximo al aniversario 60 de ese acontecimiento trascendental en la historia de Cuba, el proceso de restauración del sitio, Monumento Nacional incluye los llamados gallineros, lugar que sirvió para ocultar los automóviles utilizados en el ataque.
  
En diálogo con la AIN, la museóloga Aleidy Oliva precisó que también será remozado el Oldsmobile 1950, carro empleado por el revolucionario Abel Santamaría durante los preparativos de la acción, y en el que se trasladaron algunos participantes para llegar a la entonces importante fortaleza militar.
  
En la Granjita, situada a unos 14 kilómetros de la cabecera provincial y declarada Monumento Nacional, se desarrollan actividades comunitarias dirigidas a destacar el papel de los valerosos jóvenes de la Generación del Centenario, protagonistas del hecho, anunció.
  
Ellos se concentraron en la finca campestre para organizar el ataque, dada su ubicación privilegiada y por reunir condiciones para cobijar a los combatientes y esconder armas, municiones y uniformes, recordó.
  
Luego del fracaso de la epopeya, varios asaltantes regresaron a la granja, y junto a Fidel Castro, líder del movimiento revolucionario, decidieron continuar la lucha desde las montañas más cercanas, pertenecientes a la Cordillera de La Gran Piedra.
  
La Granjita Siboney, inaugurada como museo en 1965, cuenta con siete salas donde se exponen al público fotografías, rifles de tiro deportivo, y el fusil M-1 semiautomático de culata plegable, una de las pocas armas de potencia que se usaron en la contienda.
  
Se exhibe también una parte del mobiliario original decorado en blanco y rojo según los colores que predominan en la casa -conocida como Villa Blanca-, de la cual era propietario José Vázquez, un comerciante de esta ciudad.
  
Con su típica arquitectura, acoge a miles de visitantes cada año que quieren conocer detalles de la acción revolucionaria.


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