Autor: Coral Vázquez Peña
Ubicada en una zona semidesértica, entre la Cordillera de la Gran Piedra
y Baconao, con una extensión de más de mil 500 hectáreas, se encuentra
la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Abel Santamaría
Cuadrado, el mayor orgullo del campesino Juan Francisco Pérez López, o
Paquito, como es conocido por todos.
En una geografía tan
abrupta, cercana al mar y a la merced de la brisa marina, cualquiera lo
hubiese tildado de loco 30 hace años, cuando decidió dedicar ese sitio a
la cría de ganado vacuno.
El ambicioso sueño y la ubicación del
terreno le exigió a este hombre de la tierra, que siempre se acompaña de
un buen sombrero, aplicar ingeniosas técnicas para la reproducción de
esa especie animal.
"Nosotros juntamos el macho con la hembra en
un corral, porque si ellos están dispersos por las lomas se dificulta el
apareamiento, de ahí que la primera medida es encerrarlos en un espacio
cercado para que se vean y se enamoren", refiere Paquito.
Agregó
que “la técnica de manejo permite aprovechar la época de celo y elevar
el índice de fecundidad, pero también a la vaca el día que le vamos a
dar 'corraleteo', si vemos que el cortejo no progresa, le ofrecemos
otros toros frescos".
Con aproximadamente 1 200 cabezas de ganado
vacuno produce unos 148 000 litros de leche anualmente; y en menor
cuantía la de cabra, así como unas siete toneladas de carne de
ovino-caprino.
Esta CPA exhibe un índice de natalidad de 75 por
ciento, y el de muertes es tan solo de 1,8, logros que se basan en la
cuidadosa cría de la especie.
Mediante el cruzamiento genético,
han propiciado tener un ganado donde predomina el mestizaje a partir de
la raza Cebú, para tener animales más resistentes a la seca y la
compleja topografía de las zonas costeras.
“El diagnóstico de
cada especímen es vital, determinar su estado de salud, pero además se
hace necesaria una buena alimentación para garantizar que llegue a la
época de celo, y posterior embarazo y primeros meses de nacida la cría,
con las mejores condiciones físicas posibles”.
“La nutrición
posibilita altos niveles de fecundidad y una óptima calidad del
calostro, esa leche inicial que recibe el ternero”, refirió Paquito.
El
quehacer de la CPA Abel Santamaría Cuadrado no se limita sólo a la cría
y reproducción vacuna. También es pionero en el desarrollo de la mini
industria en el territorio, con una pequeña fábrica que abastece los
mercados de la ciudad de Santiago de Cuba.
Desde el año 1998,
producen mermelada, vinagre, pulpa de frutas destinadas a la fabricación
de helados, membrillo, pasta de tomate y de cebolla, y recientemente
incorporaron la elaboración de la conserva de guayaba.
Actualmente
priorizan la siembra de guayaba cotorrera, semillas de anón y otras
especies, así como la recuperación del mango, para asegurar la materia
prima con vistas a la min industria en los próximos años.
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