Autor : Margarita Piedra Cesar
“Día negro”, así calificó el Che en su diario de Bolivia aquel 25 de
abril de 1967, cuando en un combate en la Finca El Mesón, entre Ticucha y
el río Iquira, perdió la vida el mejor hombre de la guerrilla: Eliseo
Reyes Rodríguez, el Rolando de esa gesta, el Capitán San Luis, de los
cubanos.
La carrera revolucionaria de Eliseo Reyes se había
iniciado cuando siendo apenas un niño, se incorporó al Ejército Rebelde
en la Columna 4, bajo las órdenes del Comandante Ernesto Che Guevara.
A
juicio de los que lo conocieron entonces San Luis, llamado así por ser
oriundo de ese poblado oriental, era delgado y bajito, al parecer débil
y, hacía un esfuerzo tremendo por seguir la marcha del resto de la
tropa. No obstante, vencía todos los obstáculos que le imponía la vida
en la guerrilla.
San Luis era muy útil para la guerrilla y llegó a
ser el mensajero más efectivo entre el Turquino y Santiago de Cuba, por
su capacidad para contactar con la clandestinidad urbana y, en ese
sentido, prestó valiosos servicios.
Por su carácter respetuoso,
su disciplina, valentía y voluntad, el Che lo escogió para integrar su
columna invasora a Las Villas y en ese territorio, se destacó como
combatiente en las zonas de Sancti Spíritus y Trinidad.
Con el
triunfo de la Revolución, Eliseo Reyes desarrolló diversas actividades,
al tiempo que se superaba y, por ello fue designado para ocupar el cargo
de delegado del Ministerio del Interior en la provincia de Pinar del
Río, donde demostró una alta profesionalidad.
Por sus méritos, el
Che lo escogió para integrar su ejército Internacionalista en Bolivia,
destacándose en él por su disciplina y valentía, llegando a ocupar la
responsabilidad de Comisario del grupo y posible jefe de un eventual
Segundo Frente que debía abrirse de tener éxito la contienda.
El
25 de abril de 1967 cayó en combate el guerrillero “Rolando”, para los
cubanos El Capitán San Luis, el mejor hombre de esa gesta, según lo
calificara el Che.
En su diario el Guerrillero Heroico anotó ese
día: “De su muerte oscura solo cabe decir para un hipotético futuro que
pudiera cristalizar: tú cadáver de pequeño Capitán valiente ha extendido
en lo inmenso su metálica forma”. Así le recordamos hoy.
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